DIETA ATLÁNTICA Y PROTECCIÓN CARDIOVASCULAR
Carlos Piñeiro Diaz, médico del centro de salud de Narón
La importancia de la alimentación es clave
para la protección de las enfermedades cardiovasculares y enfermedades crónicas
por lo cual debemos preservar el patrón nutricional cultural de la dieta
atlántica
La dieta Mediterránea
y la dieta Atlántica se encuadran en la zona del paralelo 40 que garantiza en
el planeta las condiciones climáticas para gozar de las bondades de este tipo
de dietas, caracterizándose por la alimentación de proximidad y el consumo de
alimentos como pescado, vegetales, aceite de oliva y vino, que influyen de
forma directa en la promoción de la salud cardiovascular. La dieta atlántica
dispone de un consumo más habitual de alimentos ricos en prteínas como carnes
rojas (ganado bovino), pescado, crustáceos, huevos, derivados lácteos y
legumbres. Destacan la abundancia de alimentos de temporada, locales, frescos y
mínimamente procesados, con alimentos procedentes de plantas ( vegetales, frutas,
patatas, pan y grano, castañas, nueces y leguminosas), abundante consumo de
pescados, mariscos, moluscos y crustáceos ( frescos, congelados y conservas),
consumo de lácteos( en especial quesos) , consumo de carne de cerdo, vacuno y
caza, consumo de vino moderadamente, uso de aceite de oliva para aliñado y
cocinado , con preparación culinaria de más cocido, horno y plancha que
fritura. Todo esto influye en presentar en Galicia una tasa de mortalidad por
cardiopatía isquémica inferior al resto de España. Deberá ir ligada a la
práctica de actividad física diaria.
La pasta, el pan, las
patatas, el arroz y el grano estarían en la base de la pirámide de la
alimentación atlántica para consumo diario, insistiendo en el uso de cereales
integrales más que los cereales refinados. La patata es un alimento apreciable
en Galicia que aporta hidratos de carbono complejos y fibra, minerales,
vitaminas B y C y un 80% de agua. Se recomienda su cocinado sin
pelar(“cachelos”) porque conserva mejor los micronutrientes y el valor
nutricional. En el siguiente estrato de
la pirámide de la dieta atlántica se encuentran para su consumo diario las
frutas y verduras, recomendándose al menos 5 raciones al día predominando la
verdura sobre las frutas. Destaca el consumo de frutas y vegetales ( sobre todo
las coles) de temporada y en proximidad. Aportan fibras, vitaminas y minerales,
así como excelentes antioxidantes y sustancias activas de efectos
antiinflamatorios. Los grelos y nabizas poseen altas concentraciones de
glucosinolatos y compuestos fenólicos que actúan como antioxidantes. El aceite
de oliva se consume a diario en los hogares gallegos, aceite de oliva virgen
extra de alto contenido en polifenoles , que supera el consumo medio español lo
que puede conferirle aspectos de equilibrio sobre algunos excesos de consumo en
huevos y lácteos. La leche, lácteos y yogures forman parte de nuestra dieta
aportando calcio, vitaminas, proteínas y ácido linoleico conjugado, debiendo
procurar consumo de leche desnatada para evitar las grasas saturadas. Los
frutos secos y legumbres han de estar presentes en la dieta 2- 3 veces a la
semana. Los productos del mar (pescados, mariscos, moluscos, crustáceos, algas)
aportan ácidos grasos poliinsaturados de la serie omega-3, proteínas, vitamina
D, vitamina B, selenio, calcio, fósforo, potasio, hierro, forman parte esencial
en nuestra dieta atlántica. El pescado reduce la mortalidad cardiovascular en
un 35%. El consumo de carne vacuna, cerdo y aves magras aportan proteínas,
hierro, vitaminas, grasas y ácido linoleico conjugado; destaca la calidad
nutricional de la carne de la rubia gallega con mayor concentración de ácidos
grasos omega-3 y linoleicos conjugados. El vino y la uva aportan compuestos
fenólicos, flavonoides y resverastrol que influyen en el patrón cultural de
dieta atlántica que preserva de enfermedad cardiovascular.
Existen estudios
científicos relevantes que concluyen de forma positiva sobre el uso de dieta
mediterránea ( estudios más destacados ) y de la dieta atlántica. Lo más
importante es que el patrón nutritivo cultural influye de forma determinante en
la salud cardiovascular.
El estudio de la dieta cardiovascular de Lyon y el
estudio Predimed (Efectos de la dieta mediterránea en la prevención primaria de
la enfermedad cardiovascular) demuestran beneficios incontestables. Parece
obligado conseguir la adherencia a la dieta atlántica porque contribuirá a
evitar enfermedades crónicas y enfermedades cardiovasculares. Preocupa el
abandono de la dieta tradicional y la disminución de uso de alimentos en
proximidad tan beneficiosos para nuestra salud.
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